Con estos dos equipos la NBA escribe un nuevo capítulo en las rivalidades a lo largo de su historia y , sin duda, entran por la puerta grande.
Hay una realidad ineludible: el mayor sostén de este mano a mano radica en la sobrada diferencia que ambos equipos presentan en relación a los demás, y no es para menos si hablamos de jugadores como Lebron, Durant, Curry y compañia. La brecha se alarga cada vez más. Se enfrentaron en las últimas dos Finales de la NBA y repartieron los anillos, uno por lado. Si alguno preveía que las fuerzas emergentes debilitarían el poderío de las potencias, los Playoffs de esta temporada se encargaron de tapar esos supuestos con tierra. Golden State y Cleveland llegaron a sus respectivas Finales de Conferencia sin sufrir un traspié. Ningún rival de turno, en los papeles y en las canchas, parece capaz de eclipsarlos, por más colosal que sea su historia. Y el halo de superioridad que los caracteriza puede mantenerse intacto. Hasta que colisionen entre ellos nuevamente. Y la NBA se llene de su combustible predilecto: el impacto de las rivalidades.
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